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Sazona tu vida con retos y averigua quién eres realmente

¿Cuántas veces nos quejamos de las dificultades que nos acechan en la vida? Muchas, si no todas las veces. Y sin embargo, cuando recordamos una dificultad pasada ya superada, ¿cuál es la emoción que nos embarga? Curioso contraste ¿verdad?

Mark Twain, lo definió perfectamente cuando dijo: «Los retos hacen la vida interesante, sin embargo superarlos es lo que da a la vida significado”. Y aunque pueda parecer exagerado, que nos dan significado, piensa por un momento si quien eres, no se relaciona directamente con las dificultades que has tenido. Y reflexiona también por un momento, si esas que superaste, no han dado un sentido distinto del que tenías antes de quién eres, y de lo que has venido a hacer a este mundo.

Nos pasamos media vida, buscando el famoso sentido de la misma ¿para qué estamos aquí? ¿cuál es nuestro propósito? cuando en verdad, lo podemos encontrar más fácilmente, no sólo haciéndonos estas preguntas, sino buscando nuevos retos, que nos pongan a prueba y observando cómo hemos actuado y superado algunos de ellos.

¿Por qué no nos proponemos constantemente nuevos retos? ¿Por miedo al fracaso?

¿Y cuánto podemos perder por no arriesgarnos?

La vida es riesgo desde que nacemos, podemos enfermar y morir.

En los estudios, estamos asumiendo el riesgo de suspender.

Cuando emprendemos, que nos arruinemos.

Y así podría seguir con una lista bien larga, ahora bien, ¿no nos arriesgamos en cada una de estas actividades? ¿y cada vez que nos hemos arriesgado, no hemos aprendido algo, más allá de haber tenido éxito o fracaso, que nos ha ayudado en nuestro siguiente reto? Entonces ¿por qué buscamos comodidad? “Si yo con mantenerme como estoy…” No existe ese mantenerse, todo está en movimiento, ya no sólo es una cuestión egóica de tu movimiento, sino de ti, en relación con tu entorno. Aunque tú te quedes quieto, todo a tu alrededor se mueve, por lo que si todo avanza y tú no te mueves, en verdad estás retrocediendo. Al igual que sucede con la luna, o está creciendo o está decreciendo, pero no está quieta, aunque si la observas atentamente durante toda una noche, pueda dar esa impresión.

Toma perspectiva de tu vida, y preguntarte ¿estás creciendo? ¿estás decreciendo? Hazte esta pregunta, para las distintas áreas importantes para ti (personal, profesional, espiritual, familiar, etc.) porque ten por seguro, que si no creces ya sabes qué está sucediendo.

Una vez analizado, pregúntate ¿qué puedo hacer, para seguir creciendo? ¿qué puedo hacer, para dejar de decrecer y comenzar a crecer? En ocasiones será hacer algo, en otras será dejar de hacerlo, pero en todas será no quedarte quieto, será ponerte en movimiento. Y recuerda que la emoción es movimiento, cuanto más actúes, más emociones vivirás, y ¿qué es la vida sino un conjunto de emociones bien disfrutadas?

¿Qué estás haciendo para crecer? me encantaría conocerlo, seguro que aportarás muchas ideas a otros lectores de Desde La Trinchera, si lo reflejas en los comentarios más abajo.

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