Cuando afrontas un gran proyecto, una de las cosas más difíciles, es armarse de valor y no desanimarse cuando ves lo complejo y difícil del camino a recorrer. En muchas ocasiones parecerá imposible, en otras sencillamente inimaginable lograrlo. Y esto habitualmente es así, por nuestro sentido de la urgencia, por nuestra “necesidad” de que todo ocurra de la noche a la mañana. Y ya nos lo enseñó el gran Jim Rohn cuando nos dijo, que no podemos cambiar nuestro destino de la noche a la mañana, pero que sí podemos cambiar de dirección, y esto será ya comienzo suficiente y palanca de cambio adecuada, como para cambiar nuestro destino.
Es importante desarrollar una perspectiva, del tiempo necesario para realizar cambios, y no dejarse gobernar por el despotismo que marca la falsa urgencia, porque de hacerlo, nos desanimaremos y seguiremos en el mismo lugar donde estamos. Tenemos la capacidad de cambiar cualquier cosa en nuestra vida, en nuestro trabajo, en nuestra empresa, por grande que parezca la aventura, será posible si cada semana, tan solo nos centramos en dar un pequeño paso hacia nuestro objetivo, y subrayo lo de pequeño paso, esa es la clave para lograr un cambio sin sentirlo imposible.
Alcanzar el máximo rendimiento en cualquier área de nuestra vida, especialmente en la profesional, en la empresarial, consiste en mejorar cada día un poco, nada más. Es lo que los japoneses llaman Kaizen, una filosofía que de aplicarla, cambiará tu destino para siempre.
¿Qué estás haciendo para crecer? Me encantaría conocerlo, seguro que aportarás muchas ideas a otros lectores de Desde La Trinchera, si lo reflejas en los comentarios más abajo.
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