Durante toda su vida, el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando que era un pollo. Escarbaba en la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, al igual que los pollos. Después de todo, ¿no es así como vuelan los pollos?
Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un día divisó muy por encima de ella, en el límpido cielo, una magnífica ave que flotaba elegante y majestuosamente por entre las corrientes de aire, moviendo apenas sus poderosas alas doradas.
La vieja águila miraba asombrada hacia arriba «¿qué es eso?», preguntó a una gallina que estaba junto a ella.
«Es el águila, el rey de las aves», respondió la gallina. «Pero no pienses en ello. Tú y yo somos diferentes a él«.
De manera que el águila no volvió a pensar en ello. Y murió creyendo que era una gallina de corral.
Extracto del libro «El canto del pájaro» de Anthony de Mello, s.j.
- ¿Cuantas veces nos han dicho que no deberíamos emprender en esto o en aquello?, ¿cuantas?
- Nuestro destino lo hemos de decidir nosotros, ¿quien si no?
- ¿Prefieres vivir cometiendo los errores de otras personas? o ¿prefieres cometer tus propios errores?
Atrévete a volar, porque quien sabe… a lo mejor eres un águila real y nunca te diste cuenta.